12 dic 2017

La cocina que me hizo dudar


Hay dias (e incluso semanas) en los que pierdes el norte, en los que cuesta más levantarse y no recuerdas el por qué de las cosas...Y creo que está bien. No me malinterpreteis, no es que me parezca bien estar depre, pero sí tener días grises, porque son esos dias los que te hacen darte cuenta de que precisamente estas aquí y ahora para poder labrarte un futuro dónde tu mayor prioridad sea una realidad: ser más feliz hoy que ayer. 

Son dias en los que te das cuenta de que no quieres seguir encallada en una rutina para el resto de tu vida... son dias que acaban recordándote porqué haces lo que haces, soportas a quien soportas y sobretodo, porqué ahorras.



Está claro que, a no ser que seas rico, te caiga una herencia del cielo o te toque la loteria, no puedes dejarlo todo de la noche a la mañana para seguir tus sueños. Todo tiene un proceso y, no importa si lo que más deseas es dar la vuelta al mundo, tener una familia numerosa, mudarte a vivir al extranjero, etc. todo requiere (para que tenga éxito) contemplación, especulación, planificación y un plan de ejecución.

Han habido varios dias, desde que tomamos la decisión de irnos a vivir a una zona rural, que no paraba de darle vueltas en la cabeza a "la pasta que nos gastamos en poner la cocina a mi gusto" y la pena que daría alquilar el piso y que los inquilinos la destrozasen... no seria una lástima? Si no me mudaba podría seguir disfrutando de mi cocina de diseño... UN MOMENTO, me dije, en serio estaba planteandome no perseguir mis sueños por una cocina reformada?!? Si probablemente con un año de alquiler ya estaría amortizada! Y, seamos sinceros, ¿cuánta felicidad puede llegar a darte una cocina? ¿o un coche? ¿o una falda nueva? Es felicidad efímera! El hecho de que sea más "bonita" no evita que la maldiga cada vez que hay que limpiarla. No sería más feliz en una cocina vieja pero que a través de su ventana viese una inmensa montaña verde en todo su esplendor? La respuesta es, SÍ.

Tenemos demasiado apego a las cosas. El cerebro tan lavado que hemos generado una relación enfermiza de esclavitud entre las cosas y las personas: somos esclavos de lo que poseemos y es muy triste! No deberíamos tener tal dependencia de lo material, porque, por mucho que toda nuestra sociedad esté diseñada para decirte lo contrario, las cosas NO DAN LA FELICIDAD (evidentemente aquí exceptuamos las necesidades básicas, como un techo, comida,etc).

Al final me acabé dando cuenta de que una cocina en nuestro piso de ciudad no iba a poder retenerme y que, viviendo nosotros felizmente en el campo, solo me haría aún más feliz el pensar que alguien más estaba disfrutando de mi cocina, en lugar de cerrarla bajo llave sin que nadie pudiera usarla.

¿Qué es esa cosa material que te haría reemplantearte el dejarlo todo y empezar de cero? Piénsalo dos veces, de verdad es insustituible o imposible de superar por algo no tangible como un sueño?

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